Salud Dental

El cuidado de la boca, dientes y encías está lleno de mitos que complican la salud bucodental.

 

Los cepillos duros y los enjuagues fuertes limpian mejor

Mayoritariamente se acepta que los cepillos duros son más efectivos para eliminar la placa bacteriana y las manchas en los dientes, pero esto no es necesariamente cierto. En realidad, el cepillado con un cepillo de cerdas duras provoca desgaste en el esmalte y retracción en las encías, quedando expuesta la raíz de la pieza dental. Se puede conseguir un cepillado eficaz con cepillos de consistencia suave o media. Tampoco es del todo cierto que un enjuague bucal fuerte o con mucho alcohol es necesario para la salud de las encías; de hecho, los enjuagues con alto contenido en alcohol pueden causar sequedad de los tejidos orales al modificar la cantidad y calidad de la saliva.

 

Lo que mejor me va son los palillos de dientes después de las comidas

El uso de palillos o mondadientes que no estén específicamente diseñados para limpiar la placa entre los dientes, pueden producir lesión en el espacio entre los dientes ocupado por la papila, de forma que se infringe un trauma repetitivo que debe evitarse. La seda dental (si no hay apenas espacio entre los dientes) o el cepillo interproximal (si entre los dientes hay suficiente espacio) son las opciones más recomendadas para sustituir la función de los palillos. Hay palillos dentales diseñados para la higiene interdental, con eficacia demostrada en el control de placa interdental y en la inflamación gingival.

 

El mal aliento está relacionado con problemas de estómago

La halitosis o mal aliento se origina en un 85-90% de las veces en la cavidad oral. El mal olor procede del metabolismo de las bacterias anaerobias que hay en la boca; estas son capaces de degradar proteínas procedentes de las propias células de nuestro organismo o de otras bacterias, produciéndose compuestos sulfurados volátiles. Una higiene oral deficiente, sobretodo entre los dientes, enfermedades en las encías como la gingivitis y la periodontitis y la presencia excesiva de sustratos en la lengua son las causas más habituales de halitosis.

 

Mejor no cepillarme porque me sangran las encías

Una encía sana no debe sangrar y, si lo hace, es porque algo no esta bien. La mayoría de los pacientes atribuye el sangrado al cepillarse, al tipo de cepillo o a la técnica empleada, sin saber que la causa del sangrado es una enfermedad de sus encías que debe ser tratada. El sangrado de las encías es un signo de inflamación y de enfermedad.

 

Con la edad, es normal que se pierdan dientes

La pérdida dental no es inherente a la edad del paciente, es decir, no por el hecho de ser mayor o envejecer tenemos que estar desdentados. Si se hace una higiene dental e interdental correcta y se acude al dentista con regularidad, probablemente podremos sonreír y comer a gusto aún en edades avanzadas.

 

No me hago limpiezas porque estropean el esmalte

Los aparatos recientes sónicos y ultrasónicos producen ondas vibratorias que rompen el cálculo dental (“sarro”) de la superficie del diente sin dañar en absoluto el esmalte. Una limpieza dental o profilaxis profesional no afecta el esmalte; al contrario, elimina la placa bacteriana y el cálculo adherido a la superficie dental.

 

No me coloco implantes por miedo al rechazo biológico

La mayoría de los implantes dentales actuales están fabricados de titanio quirúrgico, material que es absolutamente biocompatible y con capacidad de integrarse en el hueso, siendo muy bien tolerado por los tejidos blandos. El titanio es un metal que no ha demostrado ninguna reacción tóxica, ni irritativa sobre los tejidos vivos. Hasta la actualidad no se ha identificado rechazo biológico de un paciente hacia un implante; aunque pueden haber fracasos en la oseointegración (proceso por el cual el implante se fija al hueso).

 

Como mis encías no me duelen, no necesito tratamiento

El hecho de no tener dolor en las encías no es signo de salud bucodental. En los estados iniciales de muchos trastornos periodontales la enfermedad puede pasar inadvertida, sin síntomas evidentes y cambios mínimos. Por ello, es muy importante que el dentista o el periodoncista examine periódicamente sus encías para confirmar la salud y prevenir el desarrollo de alguna enfermedad.